EZEQUIEL WOLF

jueves, 24 de mayo de 2012

Otoño XI en las calles de Anhedonia

La cosa fue así:
El otoño estaba de vuelta y las calles de Anhedonia habían empezado a alfombrarse de oropeles.
Cassandra se pidió un cortado para amenizar la espera mientras garabateaba el cuaderno.
Trazó líneas en diversas hojas cuadriculadas hasta que finalmente se dispuso a llenar cuadrículas para matar el tiempo.
Al rato apareció el mozo, y ella hizo el cuaderno a un lado con la mano derecha mientras que con la izquierda revolvía.
Otoño, escuchó que dijo alguien a su alrededor y ella escribió en su cuaderno:
OTONO:
En mayúsculas, subrayado, y después no pudo escribir más.
Pasó mediahora y de porto llegó Dante, enfundado en estornudos, bufandas, mudas de ropa, y un racimo de disculpas porque el subte no andaba, y entonces tuvo que tomarse dos colectivos, y en el medio además lo atacó la alergia y bueno…
Dante-qué hacés?
Cassandra-además de esperarte? Intento definir el otoño.
Dante-amarillo.
Cassandra-hojas secas?
Dante-no hojas secas no. amarillo.
Cassandra-bueno amarillo no.
Dante-café con leche.
Cassandra-no algo que se pueda hacer sonar.
Dante-una canción.
Cassandra le sonrió enamorada otra vez, y entonces Dante se descolgó los auriculares, cruzó su cuerpo por encima de la mesa, le puso los auriculares a ella, y con un beso en esos labios carnosos con sabor a café con leche.

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