"El cuadro de situación es el siguiente:
El saxo sale por el canal izquierdo, la batería y bajo salen por el derecho
El saxo sale por el canal izquierdo, la batería y bajo salen por el derecho
por debajo va sexo y por arriba la
lluvia" escribió Cassandra en una servilleta,
sentada en la mesa de un bar en la vereda esperando a Dante, que siempre después de pagar tiene imperiosas necesidades de ir al baño, para volver siempre con el pelo mojado y entonces ella lo mira y le dice, "te mojaste el pelo".
sentada en la mesa de un bar en la vereda esperando a Dante, que siempre después de pagar tiene imperiosas necesidades de ir al baño, para volver siempre con el pelo mojado y entonces ella lo mira y le dice, "te mojaste el pelo".
Él asiente con la cabeza y
mientras la agarra de la mano y salen a caminar, él mira al cielo y recita
"me gusta ganarte de mano".
Ella lo tira del brazo, lo
gira delante de ella, ve cómo él se baña de lluvia y contra los labios mojados
le dice "you look like rain".
No tienen y no necesitan más
nada, ya no pertenecen a nada más que a ellos mismos.
"Todo lo que ata es asesino"* dice Dante sentado en el piso con la espalda apoyada en el apoya brazos del sillón.
"Todo lo que ata es asesino"* dice Dante sentado en el piso con la espalda apoyada en el apoya brazos del sillón.
Cassandra mientras tanto cepilla
el camperón de viaje.
La plata ya la tienen, y el bolso para arrancar ya está.
Dante la mira.
Cassandra viene y va meditabunda yendo de la cama al living.
Dante se imagina en New York caminando como John y Yoko por el Central Park, el
sol de frente colándose por entre los cipreses.
Cassandra sale de la cocina descalza con un vestido celeste, verde y blanco de algodón, está descalza. Se asoma por la puerta, y colgada del marco agitando la cabeza como si fuese ella la bandera de la libertad dice: "Lo decidí, nos vamos a Roma".
"¿A Roma?" pregunta Dante sorprendido ante tal deseo...
Cassandra sale de la cocina descalza con un vestido celeste, verde y blanco de algodón, está descalza. Se asoma por la puerta, y colgada del marco agitando la cabeza como si fuese ella la bandera de la libertad dice: "Lo decidí, nos vamos a Roma".
"¿A Roma?" pregunta Dante sorprendido ante tal deseo...
"Si a Roma" dice ella Dante respira hondo.
Con la sonrisa entre los
dientes y mirando de reojo su los dos libros que asoman de la mochila de Cassandra ( de Charlie Feiling, Amor a Roma y de Jorge Lanta Historia de Teller) sugiere también pasar por Venecia.
"Dale, vayamos a Venecia" dice ella " a ver si los cruzamos a Lungi, a Teller y a Hélène"...
"Vos decís que existen de verdad que podemos verlos, cruzarlos, olerlos, tocarlos, tomar unos mates, una cerveza, unos vinos, degustar juntos una pasta una pizza con ellos allá en Venecia" pregunta Dante sorprendido por la iniciativa de Cassandra, que parece haber mudando de piel.
Dante la miraba como si ya no estuviesen más en esa casa que parecía no ser más de ninguno de los dos sino del tiempo, del pesado y reaccionario pasado.
"yo lo que digo es que tenemos todo para estar aquí allá, y en todas partes" dice ella.
Dante se levanta sonriente y va hasta el tocadiscos sabiendo perfectamente qué quiere hacer sonar.
Busca entre la pila de discos hasta encontrarlo.
Encuentra el disco, lo saca del sobre, lo pone en la bandeja, corre la púa por sobre las curvas negras, aprieta con el pulgar el botón y la bandeja se echa a rodar.
Ruido de púa, suciedad polvos y paso del tiempo.
Dante camina en medias hasta ella arrastrando la punta de los pies.
Estira los brazos para cortejarla, ella se apuntala esperándolo en el marco.
Cuentan en voz alta "uno, dos, tres".
El pianista arranca la canción, con el sampler de la máquina de ritmo.
Las notas la empujan a ella sobre él y los dos se respiran hondo y en silencio, hasta que la canción zarpa en la puerta de la cocina.
Dante susurra en su oído, "Ella está por embarcar" y ella marcando el paso, el pulso, el tempo y siendo carne y hueso la melodía de la historia canta "quizás consiga un pasaje en la borda"...
"Dale, vayamos a Venecia" dice ella " a ver si los cruzamos a Lungi, a Teller y a Hélène"...
"Vos decís que existen de verdad que podemos verlos, cruzarlos, olerlos, tocarlos, tomar unos mates, una cerveza, unos vinos, degustar juntos una pasta una pizza con ellos allá en Venecia" pregunta Dante sorprendido por la iniciativa de Cassandra, que parece haber mudando de piel.
Dante la miraba como si ya no estuviesen más en esa casa que parecía no ser más de ninguno de los dos sino del tiempo, del pesado y reaccionario pasado.
"yo lo que digo es que tenemos todo para estar aquí allá, y en todas partes" dice ella.
Dante se levanta sonriente y va hasta el tocadiscos sabiendo perfectamente qué quiere hacer sonar.
Busca entre la pila de discos hasta encontrarlo.
Encuentra el disco, lo saca del sobre, lo pone en la bandeja, corre la púa por sobre las curvas negras, aprieta con el pulgar el botón y la bandeja se echa a rodar.
Ruido de púa, suciedad polvos y paso del tiempo.
Dante camina en medias hasta ella arrastrando la punta de los pies.
Estira los brazos para cortejarla, ella se apuntala esperándolo en el marco.
Cuentan en voz alta "uno, dos, tres".
El pianista arranca la canción, con el sampler de la máquina de ritmo.
Las notas la empujan a ella sobre él y los dos se respiran hondo y en silencio, hasta que la canción zarpa en la puerta de la cocina.
Dante susurra en su oído, "Ella está por embarcar" y ella marcando el paso, el pulso, el tempo y siendo carne y hueso la melodía de la historia canta "quizás consiga un pasaje en la borda"...
*parafraseando a Miguel Abuelo
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