EZEQUIEL WOLF

martes, 19 de febrero de 2013

desencadenándose

Mi amor es mío, porque es mío con propiedad y no propiedad. 
El amor no es de nadie ahora que lo pienso. 
Quizás no sea nunca de ninguno de los dos. 
Quizás sea solo simplemente algo que estaba ahí 
y nosotros dos simplemente estábamos ahí cuando cayó y atravesó la escena,
para que ella y yo encarnásemos nuestros papeles antológicamente modernos como ser Ella y El

viernes, 8 de febrero de 2013


Domingo 7 de Abril 20 horas en Espacio DaDa
Jorge Luis Borges 1655

Carta a Luis Alberto Spinetta del día 9/02/2012.



Quiero contarte que yo siempre quise escribirte para mandarte otras cosas pero al fin de cuentas no lo hice, y hoy como ayer (porque casi que no dormí de la tristeza)
me veo obligado a escribir esto.
Lunes y martes escribí esto.
LUNES
.y esta la fiebre del que espera frente al despertar.
vámonos de aquí.
MARTES
ahora sí
contra el calor del diablo de febrero que condena al niño con la lluvia
tómense el tiempo del tema para no hacer nada más que agrandar la pantalla y escuchar todo lo que tocan
todo lo que suena
y como todo, mientras dura el tema,
todo se vuelve intrascendete

ACA EL INSOMNIO
Dante no se puede dormir, no sabe bien por qué, pero algo hay en el aire de este febrero, algo que lo hace más que un niño condenado por el miedo a la lluvia, lluvia de febrero. Dante no se puede dormir y no sabe bien por qué. Dante sabe que hay una plegaria para el niño dormido, pero no para el niño que no se puede dormir, no para el niño que en todos estos años de gente, no había entendido qué tenía que ver el payaso con la sopapa en la cabeza. Dante no se puede dormir, porque nunca pensó en Fermín, ni en el anillo del capitan beto. Dante siempre se sonrío con complicidad cuando se hablaba de las habladurías del mundo, cuando Cassandra pasaba por detrás de él los días de lluvia, y ella probándose una pollera, cantaba siempre detrás de él "la lluvia borra la maldad y lava todas las heridas del alma". Cassandra no hace más que llorar desconsoladamente, porque hace días venía (sin saberlo) rindiéndole homenaje al hombre más grande que la vida, al alma de diamante, al kamikaze, al jade. Cassandra se emborracha entre los libros de la buena memoria, con dante, y un licor que siempre vuelve, y siempre vuelve, porque las leches elementales hay que usarlas, porque la florista se emborracha con leguí en una esquina de la ciudad, porque todo se vuelve tan invisible, porque todos los duraznos están sangrando, porque todos los pescados están rabiosos, porque hoy todos los puentes son amarillos enarbolados con cantatas, porque en este jardín de gente, hoy ya nada está libre de suspensión, porque las rutas argentinas hoy están de luto, porque el diluvio y la pasajera hoy prefirieron durar solo en el viento, porque los poseídos del alba se muerden las manos y la araña de fiebre llora, llora y está triste, está triste como todos los niños que escriben en el cielo, como Maribel, como esa muchacha con ojos de papel, como esta buenos aires con el alma de piedra, como el barro, tal vez, como una canción para los días de la vida, como una canción, y Ludmila también llora gritándole a la eternidad, la miel en tu ventana siempre será como tu nombre sobre mi nombre, como una total interferencia, después de todo, Ludmila, si Ludmila, si ella también está triste.
Triste porque el hombre más grande que la vida, ese que arrancó su obra con la palabra muchacha, ese hombre, ese árbol, ese ser de luz, ese que dijo que toda la vida tiene música, hoy, hoy más que nunca demostró que como dice Dante para poder entrar en razón, hoy frente a tanta credulidad, será que hoy, hoy más que ayer, hoy más que mañana, hoy y para siempre la canción llegó hasta el sol.

Y ACA MI DOLOR PRIMAL
Porque hoy Ana no duerme, pero tampoco Laura, porque hoy Laura va no se va a ningún lado, y qué decir de Jazmín, y qué decir de Gricel, tan ajena como propia, y todas ellas  insomnes e insombres... y en lo particular de Ezequiel Wolf, digo. Siempre me pareció superador sublime, carnal, tierno, amoroso, desafiante, poético, y por lo tanto totalmente Spinetteano, que la primera palabra de tu obra discográfica fuese muchacha. y hoy,( hoy por ayer, hoy porque hasta que no duerma, hasta no demostrarme que no es un mal sueño), fue mi muchacha, (gracias por esa palabra hermosa, LUIS gracias por el término MUCHACHA), decía yo y hoy sonó el teléfono y era MI MUCHACHA, y fue ella quien me dijo que me siente y me dio la noticia.
Palabras miles muchas infinitas, todas tiznadas por tu voz de terciopelo, todas por esas casas marcadas, todas por tus dedos de mimbre, todo todo todo todo, todo ese ruido de magia, demuestra que LUIS ALBERTO SPINETTA, íntegramente, más grande que la vida.

martes, 5 de febrero de 2013

Respiro y Grito, el nacimiento de Eduardo Diez


Para Eduardo Diez donde quiera que esté, ya sea en Marindia, Por ejemplo, ahí donde siempre son dos, no como en esas ciudades en las que la inmediatez por momentos hace que el perfume dulce huela a "cagar más alto que el culo".
El hemisferiogrunge sabe que esta debe ser de las canciones que más ha hecho sonar, no solo de pearl jam sino de todas, de hecho sabe que peral jam y todo ha sido lo que más ha hecho sonar, pero después de todo se sobreentiende que por eso es el hemisferiogrunge, ese porque respirar y gritar a veces son lo que necesita Eduardo Diez* cuando siente que el cuerpo no le alcanza para expresar aquello que las palabras tampoco saben decir, porque las palabras no saben decir, las palabras solo son dichas, pero es que él sabe que la bailarina con espíritu adolescente de a momentos no habla el mismo idioma y entonces él no hace más que intentar respirar y gritar para intentar apaciguar a la bestia pero en lugar de eso sólo consigue agitarse, sentir ese mareo que parece que de una vez por todas dará rienda suelta a los pensamientos...

* Eduardo Diez, un cronista entrado en años ya, que supo dirigir diversos suplementos de índole periodísticos, pero por razones personales, (su corazón) tuvo que abandonar la profesión, para dejar de querer ser Hemingway y empezara ser un poco más él.
Eduardo era de esas personas que odiaba la música en Ingles si había sucedido después del 1 de enero de 1959.
Pero que el día que escuchó esta canción en de los auriculares de una bailarina que huele a espíritu adolescente que aturdía sus tímpanos con esta canción mientras revolvía cajones de libros usados en librerías de corrientes, Eduardo le preguntó cómo se llamaba la canción, y ella al no saber Ingles, sacó el Mp3 de su bolsillo, le mostró el nombre y juntos se fueron a tomar un café, donde él le tradujo ese y muchos otros temas más, y ella, le tradujo esas cosas que él había dejado congeladas cuando jugar a ser Hemingway pesó más que intentar ser él.

domingo, 3 de febrero de 2013

Reflexiones de madrugada Vol. II



…seguramente quien lo escribió lo hizo con marcador indeleble verde de trazo grueso con punta chata porque fue así como le enseñaron a rotular. Quizás en una escuela técnica o bien en alguna materia terciaria o universitaria relacionada al diseño, o simplemente compró el marcador en un kiosco.  Lo que si, sin ningún tipo de duda fuera quien fuese pertenece al grupúsculo de gente a la que las clases de caligrafía perturbaron el dibujo el dibujo de sus letras al punto que el gozoso e irremplazable acto de escribir a mano se volvió en una eterna y perpetua clase libre de dibujo.

Y es que de verdad yo nunca pude sostener los garabatos y la forma de las letras igual, con la misma cadencia por más de una palabra, independientemente de la imprenta o cursiva, o mayúscula, o minúscula; De hecho ni siquiera escribiendo a máquina o en computadora puedo tener una escritura pareja.

Escribo por corrientes respiratorias. No es que inhalo, proceso y al exhalar escribo hasta que el aire se acaba, pero más o menos, que se yo, hay momentos en los que el aire salió por completo de adentro mío y las frases o las palabras no dieron los suficiente y entonces o sigo intentando sacar aire de donde no tengo o inhalo, pero que se yo, no estaba hablando de mí ahora. Estaba hablando sobre el cuaderno que encontré en el baúl.
Vuelvo…

Yo supe de alguien que escribía mucho. Todo el tiempo.
Decía que le gustaba leer, y mucho, pero que más le gustaba releer, ir y volver, releer, como recomenzar. 
Quizás tenga que ver con que al releer uno está atado al pasado eterno en el que fue leído aquello que se está releyendo y a lo que se quiere volver. Es tan mágico eso. Uno vuelve a leer muchas veces para volver a buscar esas sensaciones que quedaron ahí entre las hojas, los olores de las manos transpiradas en el colectivo cuando estabas por bajarte en la parada siguiente, y justo que lo que estabas leyendo se estaba poniendo bueno, y el frenesí de leerlo lo suficientemente rápido como para no cerrar el libro, y subir y bajar la mirada casi sin pestañear para no perderse nada, ¿cuánto falta?, bajar la mirada otra vez y buscar las últimas palabras que estábamos leyendo, el dedo señala flores abiertas sin importar cuánto tiempo sea lo que dure, pero eso ya lo leíste y el colectivo avanza y te tenés que bajar pero levantás la vista y ves que el colectivo parece haber retrocedido unos veinte metros, entonces bajás la mirada otra vez y está al final de la página marcado con lápiz en el márgen, sin la nostalgia de la memoria… y cuando das vuelta la página te das cuenta que habías terminado el capítulo y cerrás el libro con el lápiz dentro como señalador, pedís permiso y te bajás con la velocidad suficiente para llegar a tu casa y seguir leyendo, pero con la tranquilidad que pudiste llegar con la lectura a tiempo.

Pero yo estaba hablando de alguien a quien le gustaban los libros. Es más cuando le preguntaban si le gustaba leer, decía que sí, pero antes de cerrar la idea, o dar lugar a una repregunta, automáticamente disparaba sin pudor que le gustaba mucho más escribir. Vértigo. Sensación de hojas en blanco como cantidades industriales de agua esperando para caer del trampolín hacia la pileta inundándola y empapando al náufrago, sumergiéndolo en su nuevo naufragio. –Escribo para dejar de escribir…– esa era su carta de presentación cuando alguien le preguntaba si le gustaba escribir… – Es que escribir para dejar de escribir no significa que sufra al escribir, no al contrario. Disfruto de escribir, me gusta escribir y es por eso que cuando me paso un tiempo determinado sin escribir, me siento raro, hasta nostálgico te diría… Nostálgico en algún punto y melancólico también. En serio, anhelo la sensación que sentí al haber escrito algo. –

Hubo un libro que le cambió la vida.
Era de madrugada y el día de su cumpleaños recién estaba izándose, pero cuando sonó el timbre de la casa en la que se crío faltaba más o menos una hora. Por esos tiempos aún vivía con su hermana, el gato y los dos perros en la casa que se crió. Sus padres ya se habían ido cada uno por su lado y en distintas direcciones. Su hermana abrió la puerta y se presentó. – Adelante, qué tal, mucho gusto, mirá está durmiendo en su pieza, pero subí que no hay ningún problema. La puerta de madera con vidrios a la derecha, subís la escalera caracol y por ahí hasta el fondo. Fijate que quizás esté la puerta cerrada pero abrí sin miedo. Bah, que  boluda, ya sabrás que hacer…–

Estado de ensoñación:
Movimiento ocular rápido y mientras dormía a la espera de su cumpleaños murmuraba… Ese soy yo contra las cuerdas. Ese soy yo en el punto de mira. Perdiendo mi religión. Intentando seguir contigo y no sé si podré lograrlo. Oh no, he dicho demasiado y no he dicho lo suficiente. Creí oírte reír, creí oírte cantar, creo que me pareció haberte visto probarlo. Cada murmullo. De cada hora en vela escogiendo mis confesiones, intentando no perderte de vista como un tonto herido, perdido y ciego. Oh no, he dicho demasiado.* Hay veces en las que los susurros cuando uno duerme están tan empastados que no se entiende nada, y por suerte la música que suena en la cabeza de uno cuando se está dormido no sale, no suena hacia afuera. No. Concierto orejas hacia adentro. Boca hacia fuera. Ésta fue una de esas veces en las que la canción del sueño se termina por la mitad cuando un ruido exterior se cuela, enmascaramiento. Ruido de fondo en la escalera que se acrecentaba cada vez más. Puerta corrediza abierta. Pasos detrás de la puerta. Abrió los ojos cuando detrás de si abrieron la puerta. –Hola mi amor! Me dijo tu hermana que estabas durmiendo. Ya sé que falta un rato pero la verdad es que quería venir a estar un rato con vos antes…– dijo mientras descolgaba su bolso verde por encima del cuello para sacarse la bufanda primero y después el saco, para después volver a colgar todo en la silla en el orden inverso. Perfecto. Todo parecía indicar que nada de lo sucedido párpados adentro había sonado hacia fuera del anfiteatro de su cabeza. Todo estaba bien. Su pareja abrió la puerta un segundo antes de que abriese los ojos por lo que nada de todo lo soñado pudo haber sido oído, aunque hubiese sonado por el equipo de música y a todo volumen. Acostados los dos en cucharita, de espaldas a la pared y mirando la puerta dejaron pasar el tiempo, esperaban que las agujas cruzasen las 23:59, para que a partir de las 00:00hs todo cambiase para siempre. 23:59:24 se oían arañazos, forcejeos, era el gato, Viento que no quería perdérsela y se hizo presente. –Quedate en la cama amor yo le abro. Vení Viento…– 23:59:32 la puerta se abre y Viento entra de un salto pero se queda debajo de la silla frotándose contra el tapado, no es boludo esconde el cuerpo pero deja la cabecita afuera, no quiere perderse nada, 23:59:39 y desde la cama se escucha…– Vení amor, acostate acá conmigo, dale un ratito más total no va a llamar nadie, ya le dije a mi hermana que si llama alguien diga que estoy durmiendo además de la familia no creo que llame nadie hasta después de la 01:10 hora en la que nací – 23:59:53 – Ahora voy, esperame que me parece que me olvidé las llaves de casa…– 23:59:58… 23:59:59… 00:00hs Mano en el bolso –Feliz cumpleaños…– se escucha el grito de su hermana desde abajo. –Acá está amor tomá para vos, feliz cumpleaños…– Un paquete forrado con papel de regalo de libros, como el empapelado para las piezas de nenes chiquitos que simula ser una biblioteca. – ¿Qué es?– pregunta sin obtener respuesta mientras rompe el papel y adentro hay una caja de un portarretratos… – ¿Una foto de nosotros dos? ¿Cuál?– Sostiene la caja con la mano izquierda contra el muslo de la pierna derecha. Intenta abrirlo con la mano derecha pero no quiere romper la caja. Se sienta en la cama. Apoya los pies en el piso y acuesta la caja sobre las dos piernas mientras su amor lo mira de rodillas desde el piso esperando verle la cara para capturar ese preciso instante en el que el regalo le despierte una sensación desconocida hasta el momento. Apoya la palma de su mano izquierda en la caja y con el pulgar de la mano derecha consigue abrir la caja. Mete la mano y saca un libro de tapas rígidas. Desórbita y desconcierto. Palabras recortadas y pegadas como un collage decoran el libro. Lo abre. Primera página en blanco, segunda página en blanco, tercera página se da cuenta que está al revés. Cierra el libro y lo da vuelta. Lo abre otra vez primera página en blanco, saltea la segunda página y en la tercera lee su nombre. Sigue ojeando sin pestañear y con la respiración contenida, las piernas no le responden, el funcionamiento de su cuerpo está en piloto automático, todos en la habitación miran cómo recibe su regalo, nadie quiere perderse cualquier gesto, sonido o movimiento que pueda llegar a hacer en efecto al regalo. Abre una página al hacer y al ver que no están enumeradas empieza a leer palabras que le resultan familiares, cambia de página otra vez…en la profundidad del sueño… Cierra el libro, lo deja en la cama y dice –Amor son mis palabras, es un libro con mis palabras, me hiciste un libro. – El aire se torna tenso. –Sí, lo hice para vos…–

La cuestión era la siguiente: Acababan de cumplirle el sueño secreto de toda una vida sin siquiera haberlo pensado en voz alta. Hasta ese momento nunca había pensado en la posibilidad de sentirse como una persona nacida para escribir. Solo se consideraba alguien que escribía. Acababan de cumplirle el sueño secreto de toda una vida sin siquiera haberlo pensado en voz alta. El libro estaba impreso en papel fotográfico. Alguien había conseguido comprender en ese instante que los poemas o las sensaciones son como fotografías, que la realidad es una secuencia de fotogramas. Fue a partir de ese momento algunas cosas cambiaron para siempre para quien recibió semejante regalo, como también cambiaron para mí…

Hacía algún tiempo en un taller literario al que no fui más que algunos meses, porque, dicho por voz de quien lo dictaba, –seguir viniendo te va a cortar las alas. Escribí, vos dedicate a escribir. Con lapicera, con lápiz, con marcadores, con crayón. Vos escribí. Escribí en las paredes, en las hojas de carpeta, en los volantes que de tan en la calle, en los márgenes de los libros, de los diarios. Si ves que no podés volar volvé y vemos si tirándote desde este primer piso conseguís volar… – aprendí lo que era un haiku: Poema de tres versos, dividido en 5, 7 y 5 moras o sílabas de origen japonés, pero no fue hasta dar con ese libro que entendí el sentido del haiku: Poema de tres versos, dividido en 5, 7 y 5 moras o sílabas de origen japonés que cargado de simpleza, en sus orígenes estaba ligado a las estaciones de la naturaleza pero que con el correr del tiempo se ha hecho permeable también a la pictorización de situaciones o sensaciones en algunos casos epifánicas. Desde ese entonces yo juego a construir haikus, como fotografías capturadas por mí en el lenguaje con el único fin de darme el gusto de poder unirlo todo desde mí, como un rayo.

*R.E.M-Losing My Religion.

sábado, 2 de febrero de 2013

Ron llueve sobre si mismo

Acá el audio del Texto

Ron es de esas personas que jamás hizo las cosas a su tiempo, no. Más bien desde su nacimiento, un lunes 10 de noviembre, cuando su padre fue al médico por un dolor en la espalda y le diagnosticaron un dolor crónico en 7 vértebra, un pinzamiento, era esa la explicación real y física al dolor de cabeza y sus malas posturas frente a las cosas que al venir no hacían más que pesarle o bien adormecerle los brazos y las piernas ante el primer atisbo de movilidad.

Ron no hizo más que nacer del llanto de su padre y del vientre de su madre que harta y cansada de verse sumada al martirio de ser la actriz principal en un acto sexual, simplemente dijo basta. Ron nació así, nació de ahí y en homenaje a Norberto, como uno de los tantos retazos que pasará a la historia por no darle importancia al cuerpo. Ron es alcohólico, así como se lee. Ron nació en Baires. Falso acrónimo de Buenos Aires, Capital Federal según se dice, de la República Argentina. Un 10 de noviembre de 2008 exactamente 48 horas de que fuera fuese tía por primera vez, tía de mellizas, así es. Varios meses antes, Vera supo anticipar el nacimiento de los Femme Angels, más precisamente un almuerzo a cielo abierto en un jardín familiar donde el embarazo todavía era algo más que un secreto.

Ron nació el 10 de noviembre honrando el aniversario de la muerte de Jean Nicolas Arthur Rimbaud, poeta francés, otro gran vidente que se hizo carne en la inmensidad de la videncia, de poemas coloridos, imperfectos, puros, y desarreglados en las formas. Rimbaud un maldito, un decadentista, así es, decadentista si y no decadente. Decadentista si, también parnasianista, (relativo al parnasianismo, una corriente literaria que nació en Francia para contrarrestar al romanticismo de Víctor Hugo entre otras disciplinas). Poeta lumínico y ardiente. Extremista y sediento. Rimbaud dejó poemas, poesías, cartas. Rimbaud dejó huellas, dejó obra, en prosa y verso. Rimbaud dejó verbo. Iluminaciones y Una temporada en el infierno. 
Rimbaud hermoso y visceral conjugando el cuerpo.

Ron nació el 10 de noviembre honrando al hermoso poema de Federico García Lorca llamado Si mis manos pudieran deshojar la luna. Lorca inmensamente puro, gigante y hermoso, que muchas veces se lo menciona sin siquiera haberlo leído, ¿No? ¿Por qué? Algo así como darle lugar a lo que es la gloria, el hecho de que su figura sobrepasa su obra sin siquiera haber sido leído o aun así vivo en la boca de todos los que lo nombran porque su nombre es poético, y porque es hermoso y porque suena tan bien.

Ron nació el 10 de noviembre honrando a Mora que se fue de la casa del viento donde supo encontrar su lugar en el mundo, en una cama gigante y roja, hecho un bollo enrollado sobre si mismo acostado sobre su brazo izquierdo, en posición fetal con la cabeza apoyada sobre la mano derecha que acaricia el colchón con las líneas de la palma de la mano, y con la mano izquierda con la muñeca boca arriba y abierta abrazando, recibiendo el peso de la pierna derecha, mirando a la ventana con las persianas bajas a orillas del boulevard trazado por el tren. Mora tal como supo relatar Vera en Retazos en la casa del viento, se fue con la idea de llevarse todo el aire, todo el arte, toda la sangre, todo el amor, todo el fuego de ese nido de amor donde supieron verle la cara a dios donde supieron verle la cara al amor y dar lugar a Ron.

En fin.
Aquí lo de antes y lo de siempre.
Siempre, cuando alguien es capaz de llegar a las puertas del orgasmo,
a vislumbrar los primeros pasos del clímax ejerciendo la arbitrariedad de los deseos
siempre hay alguien que apaga la luz,
como si el sexo, el orgasmo, el acabar y la consagración no pudieran
o no mereciesen ser vistas a los ojos…
Por favor bajame el cierre.
Quiero que me tapes la boca.
Quiero que mi apetito sexual se caiga antes de salir de mi cama.
Quiero que no pueda encenderse en ese fuego que sueña en llegar a tu luna.
Aún cuando me digas que no dejaste irse al cuerpo del amor.
Aún contra la fuerza del desamor que siempre pega, pisa y golpea más fuerte.
Aún cuando digas que fue culpa de los Femme Angels te seguiré esperando entre
promesas engañosas donde el diluvio arde porque el tiempo se mide por intensidad
y la piel es mucha más que años de distancia.