EZEQUIEL WOLF

sábado, 2 de febrero de 2013

Ron llueve sobre si mismo

Acá el audio del Texto

Ron es de esas personas que jamás hizo las cosas a su tiempo, no. Más bien desde su nacimiento, un lunes 10 de noviembre, cuando su padre fue al médico por un dolor en la espalda y le diagnosticaron un dolor crónico en 7 vértebra, un pinzamiento, era esa la explicación real y física al dolor de cabeza y sus malas posturas frente a las cosas que al venir no hacían más que pesarle o bien adormecerle los brazos y las piernas ante el primer atisbo de movilidad.

Ron no hizo más que nacer del llanto de su padre y del vientre de su madre que harta y cansada de verse sumada al martirio de ser la actriz principal en un acto sexual, simplemente dijo basta. Ron nació así, nació de ahí y en homenaje a Norberto, como uno de los tantos retazos que pasará a la historia por no darle importancia al cuerpo. Ron es alcohólico, así como se lee. Ron nació en Baires. Falso acrónimo de Buenos Aires, Capital Federal según se dice, de la República Argentina. Un 10 de noviembre de 2008 exactamente 48 horas de que fuera fuese tía por primera vez, tía de mellizas, así es. Varios meses antes, Vera supo anticipar el nacimiento de los Femme Angels, más precisamente un almuerzo a cielo abierto en un jardín familiar donde el embarazo todavía era algo más que un secreto.

Ron nació el 10 de noviembre honrando el aniversario de la muerte de Jean Nicolas Arthur Rimbaud, poeta francés, otro gran vidente que se hizo carne en la inmensidad de la videncia, de poemas coloridos, imperfectos, puros, y desarreglados en las formas. Rimbaud un maldito, un decadentista, así es, decadentista si y no decadente. Decadentista si, también parnasianista, (relativo al parnasianismo, una corriente literaria que nació en Francia para contrarrestar al romanticismo de Víctor Hugo entre otras disciplinas). Poeta lumínico y ardiente. Extremista y sediento. Rimbaud dejó poemas, poesías, cartas. Rimbaud dejó huellas, dejó obra, en prosa y verso. Rimbaud dejó verbo. Iluminaciones y Una temporada en el infierno. 
Rimbaud hermoso y visceral conjugando el cuerpo.

Ron nació el 10 de noviembre honrando al hermoso poema de Federico García Lorca llamado Si mis manos pudieran deshojar la luna. Lorca inmensamente puro, gigante y hermoso, que muchas veces se lo menciona sin siquiera haberlo leído, ¿No? ¿Por qué? Algo así como darle lugar a lo que es la gloria, el hecho de que su figura sobrepasa su obra sin siquiera haber sido leído o aun así vivo en la boca de todos los que lo nombran porque su nombre es poético, y porque es hermoso y porque suena tan bien.

Ron nació el 10 de noviembre honrando a Mora que se fue de la casa del viento donde supo encontrar su lugar en el mundo, en una cama gigante y roja, hecho un bollo enrollado sobre si mismo acostado sobre su brazo izquierdo, en posición fetal con la cabeza apoyada sobre la mano derecha que acaricia el colchón con las líneas de la palma de la mano, y con la mano izquierda con la muñeca boca arriba y abierta abrazando, recibiendo el peso de la pierna derecha, mirando a la ventana con las persianas bajas a orillas del boulevard trazado por el tren. Mora tal como supo relatar Vera en Retazos en la casa del viento, se fue con la idea de llevarse todo el aire, todo el arte, toda la sangre, todo el amor, todo el fuego de ese nido de amor donde supieron verle la cara a dios donde supieron verle la cara al amor y dar lugar a Ron.

En fin.
Aquí lo de antes y lo de siempre.
Siempre, cuando alguien es capaz de llegar a las puertas del orgasmo,
a vislumbrar los primeros pasos del clímax ejerciendo la arbitrariedad de los deseos
siempre hay alguien que apaga la luz,
como si el sexo, el orgasmo, el acabar y la consagración no pudieran
o no mereciesen ser vistas a los ojos…
Por favor bajame el cierre.
Quiero que me tapes la boca.
Quiero que mi apetito sexual se caiga antes de salir de mi cama.
Quiero que no pueda encenderse en ese fuego que sueña en llegar a tu luna.
Aún cuando me digas que no dejaste irse al cuerpo del amor.
Aún contra la fuerza del desamor que siempre pega, pisa y golpea más fuerte.
Aún cuando digas que fue culpa de los Femme Angels te seguiré esperando entre
promesas engañosas donde el diluvio arde porque el tiempo se mide por intensidad
y la piel es mucha más que años de distancia.

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