EZEQUIEL WOLF

viernes, 8 de febrero de 2013

Carta a Luis Alberto Spinetta del día 9/02/2012.



Quiero contarte que yo siempre quise escribirte para mandarte otras cosas pero al fin de cuentas no lo hice, y hoy como ayer (porque casi que no dormí de la tristeza)
me veo obligado a escribir esto.
Lunes y martes escribí esto.
LUNES
.y esta la fiebre del que espera frente al despertar.
vámonos de aquí.
MARTES
ahora sí
contra el calor del diablo de febrero que condena al niño con la lluvia
tómense el tiempo del tema para no hacer nada más que agrandar la pantalla y escuchar todo lo que tocan
todo lo que suena
y como todo, mientras dura el tema,
todo se vuelve intrascendete

ACA EL INSOMNIO
Dante no se puede dormir, no sabe bien por qué, pero algo hay en el aire de este febrero, algo que lo hace más que un niño condenado por el miedo a la lluvia, lluvia de febrero. Dante no se puede dormir y no sabe bien por qué. Dante sabe que hay una plegaria para el niño dormido, pero no para el niño que no se puede dormir, no para el niño que en todos estos años de gente, no había entendido qué tenía que ver el payaso con la sopapa en la cabeza. Dante no se puede dormir, porque nunca pensó en Fermín, ni en el anillo del capitan beto. Dante siempre se sonrío con complicidad cuando se hablaba de las habladurías del mundo, cuando Cassandra pasaba por detrás de él los días de lluvia, y ella probándose una pollera, cantaba siempre detrás de él "la lluvia borra la maldad y lava todas las heridas del alma". Cassandra no hace más que llorar desconsoladamente, porque hace días venía (sin saberlo) rindiéndole homenaje al hombre más grande que la vida, al alma de diamante, al kamikaze, al jade. Cassandra se emborracha entre los libros de la buena memoria, con dante, y un licor que siempre vuelve, y siempre vuelve, porque las leches elementales hay que usarlas, porque la florista se emborracha con leguí en una esquina de la ciudad, porque todo se vuelve tan invisible, porque todos los duraznos están sangrando, porque todos los pescados están rabiosos, porque hoy todos los puentes son amarillos enarbolados con cantatas, porque en este jardín de gente, hoy ya nada está libre de suspensión, porque las rutas argentinas hoy están de luto, porque el diluvio y la pasajera hoy prefirieron durar solo en el viento, porque los poseídos del alba se muerden las manos y la araña de fiebre llora, llora y está triste, está triste como todos los niños que escriben en el cielo, como Maribel, como esa muchacha con ojos de papel, como esta buenos aires con el alma de piedra, como el barro, tal vez, como una canción para los días de la vida, como una canción, y Ludmila también llora gritándole a la eternidad, la miel en tu ventana siempre será como tu nombre sobre mi nombre, como una total interferencia, después de todo, Ludmila, si Ludmila, si ella también está triste.
Triste porque el hombre más grande que la vida, ese que arrancó su obra con la palabra muchacha, ese hombre, ese árbol, ese ser de luz, ese que dijo que toda la vida tiene música, hoy, hoy más que nunca demostró que como dice Dante para poder entrar en razón, hoy frente a tanta credulidad, será que hoy, hoy más que ayer, hoy más que mañana, hoy y para siempre la canción llegó hasta el sol.

Y ACA MI DOLOR PRIMAL
Porque hoy Ana no duerme, pero tampoco Laura, porque hoy Laura va no se va a ningún lado, y qué decir de Jazmín, y qué decir de Gricel, tan ajena como propia, y todas ellas  insomnes e insombres... y en lo particular de Ezequiel Wolf, digo. Siempre me pareció superador sublime, carnal, tierno, amoroso, desafiante, poético, y por lo tanto totalmente Spinetteano, que la primera palabra de tu obra discográfica fuese muchacha. y hoy,( hoy por ayer, hoy porque hasta que no duerma, hasta no demostrarme que no es un mal sueño), fue mi muchacha, (gracias por esa palabra hermosa, LUIS gracias por el término MUCHACHA), decía yo y hoy sonó el teléfono y era MI MUCHACHA, y fue ella quien me dijo que me siente y me dio la noticia.
Palabras miles muchas infinitas, todas tiznadas por tu voz de terciopelo, todas por esas casas marcadas, todas por tus dedos de mimbre, todo todo todo todo, todo ese ruido de magia, demuestra que LUIS ALBERTO SPINETTA, íntegramente, más grande que la vida.

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