Martes soleadamente frío
Dante entra al bar empujando la puerta
con el codo,
carga consigo varias horas de cansancio, polvo y un poco de
resignación.
Camina hasta la barra, pide un submarino y al apoyar la cabeza en
la barra,
se escucha que Cassandra grita saliendo del baño, "que sean
2"
Dante levanta la cabeza, la busca entre la oscuridad del bar largo y
anacrónico,
la encuentra, la disfruta, sonríe, y vuelve a apoyar la cabeza.
Ella camina hacia él, lo abraza por detrás,
le saca la campera y se sienta al
lado de él,
que levanta la mano y le pide al encargado "un tostado mixto
de miga",
y ella le dice "y ya que estamos te pido dos vasos de
agua".
Dante saca del bolso una bolsa con un libro y un chocolate con
maní.
Cassandra le da un beso hasta que de fondo aparece el encargado que
susurra,
“perdón no quisiera interrumpirlos pero acá están los submarinos”,
y
la imagen es perfecta.
Ellos arqueados besándose,
los dos vasos de vidrio con
leche caliente, sobre un plato,
la jarrita metálica para
levantar el vaso y no quemarse,
y en medio finalmente el tostado de miga
listo para reordenar los cuerpos...
porque ya se sabe que ante el fastidio lo
mejor es darle de comer al hambre
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